Afortunada crisálida... Tú, metamorfoseas impunemente tu desequilibrio de larva tornando, la locura, de pueril insania a juicio ecuánime. Desequilibras el acorde de la paz infantil disfrazando, de cordura, los desniveles en el espíritu. Eres el desequilibrio, la inestabilidad propicia al genio...el delirio, la madurez. |